Hoy es un día de celebración. Hoy tengo que brindar por muchas cosas pero, a la lista de sensaciones y emociones por las que cada año de mi vida beberé un sorbito de vino, desde el año pasado se ha sumado una más.
Hace un año, muchas de las personas que me quieren, me dieron una fantástica sorpresa. No fue una fiesta de cumpleaños sin más, aquella reunión en el experimento de hogar que había por entonces fue un baño de energía inexplicable. Antes de encontrar a mis amigos reunidos dentro de esas cuatro paredes, aquel amasijo de ladrillos era una pesadilla que sólo me producía lágrimas y desesperación. Pero sus horas de viaje, algunos vinieron desde muy lejos, y sus caras de alegría cuando me vieron entrar por la puerta hizo que todo cambiara. Desde aquel día, cada vez que entraba en nuestra futura casa sentía toda la energía positiva que me dejaron y sonreía. Recordaba aquellas horas y tomaba fuerzas para sobrellevar las peleas con unos obreros ausentes y una cuenta hacia atrás que me tenía ahogada.
Hoy, 365 días después, sentada en aquel salón, aún sigo sintiendo ese halo maravilloso que me dejaron. Dicen que una casa la hacen sus habitantes, es cierto, pero esta casa también es de cada una de las personas que estivieron aquí.
Gracias por preparar esa maravillosa sorpresa, tú más que nadie sabes lo que significó y lo que la necesitaba, y gracias también a todos los que estuvisteis aquel día aquí. Gracias a vosotros esa casa recién comprada se convirtió en mi nuevo hogar.